Otto Skorzeny: El hombre más peligroso de Europa
De comandante de las Waffen-SS a colaborar con la Mossad israelí, la figura de Otto Skorzeny es tan singular como desconocida. Francisco José Rodríguez de Gaspar se topó con él casi por accidente. Tras meses de investigación, el 26 de febrero de 2021 publicó su último libro: Otto Skorzeny, el nazi más peligroso en la España de Franco.
Contactamos con él vía telefónica después de que acceda a hablarnos un poco más sobre Skorzeny, el hombre que jugó un papel fundamental en la Europa de la Segunda Guerra Mundial.
P: ¿Quién fue Otto Skorzeny?
R: Otto Skorzeny es un ingeniero austriaco. Cuando el Partido Nacionalsocialista llega al poder en Alemania, se ve atraído por esa idea de formar una ‘Gran Alemania’ en la que entraba la anexión de Austria. Más tarde entra en las SS, el cuerpo de protección personal de Hitler, y empieza una carrera que le lleva a varias labores sobre todo de contrainteligencia.
En 1943, cuando detienen a Mussolini, Hitler organiza un comando especial que lo localice y lo libere. En ese comando Skorzeny se encargó de las escuchas y la inteligencia. Hablaba muchos idiomas (italiano, inglés, francés, español…) y era capaz de entrar en redes de información y saber dónde lo tenían escondido. Descubre que le tienen en Gran Sasso, una zona montañosa bastante inaccesible en un antiguo hotel de una estación de esquí. Hacen un operativo, en una misión bastante arriesgada, con aviones sin motor para que caiga un grupo de comandos e intentar liberar a Mussolini.
Otto Skorzeny se mete en uno de los aviones aunque él no es un soldado. Su avión es uno de los primeros en caer y entra en el hotel acompañado por un general italiano que les ayudaba. Da una patada a la puerta y la rompe. Lo primero que ve Mussolini es Otto Skorzeny. En ese momento se apunta la liberación de Mussolini e insiste que es él quien debe llevarle a Berlín. Como recompensa, le ascienden a coronel de las SS y le premian con la cruz negra, la máxima distinción del ejército alemán.
Este hombre casi inventa el concepto de “guerra de comandos”, eso que hoy en día los ejércitos modernos tienen tan asimilado, de coger un grupo de gente especializada, que se infiltren, saboteen, secuestren, asesinen… En esto Skorzeny es un pionero, empieza a aplicar esa visión de ingeniero en las tácticas militares. Apuesta por grupos de hombres muy preparados que comienzan a hacer operaciones de infiltración y sabotaje y a partir de ahí le nombran jefe de comandos.
P: Entonces, Hitler confiaba mucho en él ¿no?
R: Hitler cada vez que tenía una misión de comando pensaba en Skorzeny, a partir de la liberación de Mussolini fue ganando más fama y se encargó de misiones por toda Europa. Por ejemplo, Hungría estaba a punto de rendirse a la URSS y ser un país de influencia comunista. Pero Skorzeny secuestra a su hijo y le obliga a dar el poder al partido nazi o mata a su hijo, por lo que Hungría pasa a formar parte de los ejércitos del Eje.
Otra misión en la que participó fue la ofensiva de las Ardenas. Cuando se produce el Desembarco de Normandía y los norteamericanos empiezan la invasión de Europa, Skorzeny lidera una ofensiva tremenda. Un grupo de hombres que hablaban inglés con acento se disfrazaron de soldados americanos y británicos y se infiltraron. Se dedicaron a un montón de labores de sabotaje que crearon mucho miedo e inseguridad. Tanto que pensaron que la misión de Skorzeny era asesinar al General Eisenhower, que era el jefe de la ofensiva. Por eso, los americanos lo apodan “El hombre más peligroso de Europa”, el mote que más le gustaba.
Hitler volvió a condecorar a Skorzeny en Alemania y él siguió operando y participando en los planes más locos. Hasta el final de la guerra, cuando se ve obligado a entregarse.
P: Cuando acaba la guerra, tras la muerte de Hitler, Skorzeny acaba en España, ¿no? ¿Por qué España?
R: España era un retiro soñado para este tipo de gente, porque gobernaba Franco y la gente que tenía un pasado fascista era plenamente acogida aquí. Al acabar la guerra, entra en un campo de desnazificación por haber pertenecido a las SS. Si no pasabas por un campo de desnazificación, en Alemania no podías encontrar trabajo. Skorzeny pasa una temporada en uno de los campos y de la noche a la mañana desaparece.
En sus memorias dice que se escapó, pero después de la investigación que he hecho pienso que los americanos le dejan irse, porque él empieza a trabajar para ellos. Porque en sus últimos años este hombre estuvo en uno de los puestos de privilegio de los que serían los servicios de inteligencia de las SS. Los americanos se aprovecharon mucho de la gente válida de los nazis.
Escapa del campo de desnazificación y pasa una temporada escondido. Incluso llega a Argentina, pero no le convence y finalmente acaba en España. Logra un pasaporte en el que se le clasifica como apátrida para que no puedan juzgarle y acaba siendo refugiado político. Monta una empresa de intermediaciones, un gabinete de ingeniería en la calle Montero en Madrid. Se dedica a firmar contratos de intermediación para que esas acereras alemanas traigan el acero a España. Mientras tanto mantiene sus actividades clandestinas y mantiene contactos con partidos de extrema derecha. Pensando quizá en un resurgir del nazismo o en una Tercera Guerra Mundial contra la URSS.
P: En la actualidad, ¿qué crees que es lo que más llama la atención de Skorzeny?
Creo que a los investigadores actuales lo que más nos llama la atención de su figura es cómo se supo adaptar, como supo bailarle el agua a todo el mundo. Cómo sirvió bajo el gobierno del Tercer Reich, cómo fue capaz de llegar a un acuerdo para trabajar con los norteamericanos, cómo llega a España y vive un vida plácida hasta el fin de sus días ganando una fortuna. Y cómo, que es lo más sorprendente de todo, un nazi termina su vida trabajando para la Mossad israelí.
Muere en Madrid en 1975 y se le hace un entierro con todos los honores. Con un cortejo de siete coches en el cementerio de la Almudena. Un antiguo militar jefe de las juventudes hitlerianas lleva sus medallas y los coloca con un casco de las SS encima del ataúd. Incluso un agente de la Mossad israelí acude a su funeral.
P: ¿Y cómo acaba un nazi trabajando con los servicios de inteligencia israelíes?
R: Bueno, este hombre en los años 60 inventa el llamado ‘asesoramiento mercenario’. Hoy en Estados Unidos los llaman contratistas de guerra. Empieza a asesorar a distintos gobiernos sobre la guerra. En 1965, empieza el fenómeno de los cazadores de nazis. Gente de Israel y judíos de otros lados de Europa empiezan a perseguir y secuestrar a nazis y llevarlos a Israel para juzgarles.
Pero no fueron a por Otto Skorzeny porque el Mossad llega a un acuerdo con él para no matarle y lo contrata. Les da las indicaciones de un programa de misiles que había montado y el Mossad inicia entonces una serie de cartas bomba, de atentados y de secuestros. Uno de los jefes del Mossad en Alemania y Austria trabaja estrechamente con él y esa es la persona que acude a su funeral. Se dice que decía que era “uno de los mejores hombres con los que había trabajado”, al margen de su ideología, como agente secreto.