sala de exposiciones, con la portada en primer plano donde se ve a una de las niñas protagonistas, tras este primer plano, observamos parte de las fotografías expuestas en la biblioteca Ricardo de León

Exposición "Miradas de Tanzania" en Galapagar. (Michelle Aldaz)

«Miradas de Tanzania», historias reales

La tranquilidad y el silencio característico de la biblioteca municipal Ricardo de León, donde solo el crujir de las hojas interrumpe la concentración, se abre paso a nuevos sentimientos de la mano de la exposición “Miradas de Tanzania”. Su autora Bárbara Bravo, antigua publicista, dejó de lado todo aquello innecesario en su vida y se embarcó en un viaje a Tanzania de la mano de la ONG África Directo. Cambió su forma de ver a las personas y de enfrentarse al mundo. 

Su viaje con la ONG le llevó a un centro de niños con discapacidades en Tanzania “Mama Kevina Hope Centre”. De esta travesía surge la exposición fotográfica “Miradas de Tanzania”. Inaugurada en el municipio madrileño de Galapagar en presencia del  alcalde y varios miembros del municipio.

La exposición «Miradas de Tanzania» de cerca

La exposición inunda la sosegada sala de estremecimiento y concienciación. Donde la autora muestra imágenes que reflejan el vivir de una cultura acostumbrada a los sin sudores y sufrimientos y que, habitualmente, parece ajena a occidente.

Empleando los estímulos visuales conseguirá traspasar fronteras y llegar a establecer un vínculo emocional entre el espectador y los protagonistas de las fotografías. De esta manera, la autora persigue el complejo objetivo de crear una conciencia más duradera y vinculante . Situaciones desgarradoras a las que se enfrentan las mujeres y niños del país africano a diario.

parte de la sala de exposición de la biblioteca Ricardo de León en Galapagar.
La exposición «Miradas de Tanzania» en la biblioteca de Galapagar. (Michelle Aldaz).

Para lograrlo se erige como portavoz de las mujeres y madres que, de otro modo, no podrían ser escuchadas. Con las imágenes y su narrativa da a conocer historias reales escondidas en las miradas de las mujeres tanzanas. Narra las vivencias de mujeres, que, desde su experiencia propia, nos describe como mujeres fuertes, luchadoras, trabajadoras, alegres e incansables.

La función concienciadora de la exposición, ofrece la posibilidad al espectador de, si así lo considera, apoyar para la mejora de la calidad de vida de los niños de “Mama Kevina Hope Centre”, ofreciéndoles la oportunidad de tener un futuro mejor.

Cambio de aires

La ONG África Directo, comenzó su misión el Malawi en 1995 pero su labor se extiende a lo largo de 15 países africanos, «África Directo me había propuesto Mama Kevina Home Center” señala la autora Bárbara Bravo. Necesitaba un cambio en su vida y asegura que ha sido el mejor. A partir de ese momento, se siente ligada a seguir participando como voluntaria y ayudar en lo que haga falta.

Miradas de Tanzania” son fotografías hechas con su propio móvil, con la intención de dar a conocer las historias, además, recalca el hecho de no ser fotógrafa, “siempre lo digo al principio del todo, no soy fotógrafa, no quiero menospreciar el trabajo de un profesional. Mi único objetivo es ser una mera portavoz”

Una estrecha colaboración basada en la conciliación y la ayuda, ha llevado a Bárbara Bravo ha aportar un pequeño grano de arena en una lucha incesante y sin descanso, que tantos niños viven a diario en África.

Fatuma, inspiración y superación

La exposición sigue una disposición cronológica que permite al espectador avanzar en las historias a través de las imágenes. La creadora comienza la exposición con una imagen especial, una niña llamada Fatuma, que con una mirada triste y perdida, se presenta como una primera toma de contacto con Tanzania. Su turbante colorido refleja la alegría con la que la sociedad afronta su difícil situación.

Fatuma, una niña de Tanzania, con la mirada triste y perdida. Vestida con un turbante típico amarillo y negro.
Fatuma, la primera imagen. Bárbara Bravo. (Michelle Aldaz)

Fatuma no es capaz de comunicarse con nadie, aparentemente parece haber perdido la capacidad de hablar. Su situación es difícil, su padre tiene problemas con el alcohol y su educación ha quedado en un segundo plano. Su enternecedora mirada y sus circunstancias en seguida encandilaron a Barbara quien, junto a sus compañeros, trabaja desde entonces con Fatuma.

La historia de esta niña comienza con un encuentro fortuito en una de las salidas que el centro de personas con discapacidad efectúa a las aldeas. Lugares más apartados y empobrecidos, que únicamente pueden ser visitados cada dos semanas.

Por su parte, el centro aprovecha estas salidas para facilitar ayuda a los padres, para transferirles nociones básicas de fisioterapia para que puedan dirigir esas actividades a sus hijos con problemas. 

Una imagen que habla por sí sola, aunque más tarde siguiendo el avance cronológico de «Miradas de Tanzania», llegaremos  a la penúltima fotografía. Donde se reconoce un rostro anterior, pero con un sentimiento bien distinto. Fatuma la niña de mirada triste y perdida, sonríe, como si estuviera dirigiéndose a los que la están ayudando, a Bárbara y sus compañeros que después de meses de trabajo recogen lo que siembran, felicidad y cariño.

Colaboración de las ONG

Conforme avanza la exposición se reconocen diferentes historias alegres y estremecedoras a partes iguales, y la mejor forma de solucionarlas es con la colaboración. En África la ayuda mutua entre ONG es esencial para la lucha contra las injusticias, de esta colaboración es testigo Rukia, una joven de 28 años, que estando embarazada fue abandonada por su marido junto a sus 3 hijos. Su calidad de vida se vio reducida a un barrio de chabolas en condiciones insalubres y peligrosas. Pero tal y como reflejan las imágenes de la exposición «Miradas de Tanzania», su vida cambió tras el encuentro con Talita Vignoto de la ONG Habari Mundo, quien apostó por ella, le dio un empleo y la posibilidad de tener un futuro mejor.

Las mujeres y niños de Tanzania son los protagonistas de las imágenes que se recogen en esta biblioteca pública madrileña. Las situaciones sociales y personales a las que se enfrentan las familias son el foco principal de la ONG, sin embargo, en una realidad tan compleja no puede olvidarse la desnutrición severa de millones de niños, por ello, iniciativas como: «Mama Kevina Feeding Program», permiten alimentar a niños en la zona más pobre de Arusha.

Esperanza y acogida

Entre las imágenes de la sala se distingue un sentimiento común de desamparo que va evolucionando a esperanza y acogida. Tanzania es un país con gran variedad de culturas entre las que cabe destacar a los masáis. En otra de las fotografías se puede conocer a Laitness, una niña Masái de 9 años que vive en el centro «Mama Kevina Hope Centre». Sus padres la trajeron por problemas del habla y del aprendizaje, pero su evolución en el colegio de Kisima es muy buena.

Dos hermanos masaís mayores cuidando de sus hermanos pequeños
Hermanos masáis cuidan de sus hermanos pequeños. Bárbara Bravo. (Michelle Aldaz)

Dentro de la cultura masái, encontramos a dos hermanos que fueron recogidos en una zona de difícil acceso, por lo que no tenían oportunidad de educarse en un colegio. Las niñas suelen tener el futuro marcado para casarse, por lo que su educación suele quedar abandonada para cuidar a la familia.

Bárbara conoció a Witness en una de las salidas para ayudar a niños con discapacidades. Tenía problemas de habla y por ello no iba al colegio. Más tarde descubrieron que tenía el brazo quemado causándole un gran dolor. La  ropa sucia hizo que las las heridas se infectasen.

Con esta imagen parece despedirse la autora, que enamorada de Tanzania confirma que volverá, por todo el trabajo que hay, pero en especial por una niña. La promesa de volver que le hizo a esta niña, sin duda traerá más historias que contar al mundo.

Un viaje con billete de vuelta

La exposición de gran acogida, ha sido inaugurada recientemente en Galapagar, en donde continuará hasta el 24 de Marzo. Para quienes no tuvieron tiempo o quieren repetir la experiencia estará situada en un residencia de estudiantes, El Faro, y en mayo en Alpedrete en la casa de la cultura.

Bárbara, al igual que muchos cooperantes seguirá luchando incansablemente por los niños. “mi idea es volverme, pero a la vez seguir trabajando de lo mío, ser freelance” recalca la autora.

Su sueño es abrir un colegio para niños con discapacidades en Tanzania. Como lo reflejan sus palabras, los niños de Tanzania cada día que van al colegio demuestra lo fuertes que son y las ganas que tienen de aprender. Muchos andan kilómetros para ir y con el agua a cuestas, en la mayor parte de estos colegios no tienen agua.

Bárbara Bravo consigue acercar al espectador el sentimiento que viven las mujeres y niños en Tanzania. A través de sus miradas consiguen hipnotizar al público y remover esos sentimientos ocultos. Las fotografías parecen miradas profundas e intensas pidiendo ayuda, que seguro está en camino.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *