La pandemia instala la solidaridad en Chamberí

La Despensa Solidaria Chamberí alcanza sus máximos ayudando a más de 200 familias. En un momento crucial como este, el Ayuntamiento quiere acabar con esta iniciativa desarrollada por los vecinos

Si de algo se ha dado cuenta el barrio de Chamberí ha sido de la solidaridad espontánea surgida gracias a la Despensa Solidaria Chamberí. Este proyecto, que lleva vivo desde hace seis años, tiene su origen en el Centro Social La Morada y está inspirado en proyectos similares como la Red Solidaria Popular.

Cada sábado esta iniciativa es visible en la puerta de los supermercados del barrio. Arroz, pañales, galletas … un trajín de alimentos no perecederos que donan los vecinos para las familias más vulnerables. Los voluntarios lo definen como una colaboración autogestionada y necesaria para personas que atraviesan una situación económica complicada.

A juicio de Miguel, voluntario del proyecto, la Despensa Solidaria siempre ha sido necesaria, pero a raíz de la pandemia se ha vuelto imprescindible. “Antes de la crisis sanitaria se repartía ayuda a 100 personas. La necesidad creció y durante el confinamiento atendimos a 343, incluidos 29 bebés”.

La pérdida de trabajos o el incremento de precios hacen que, en barrios de renta media-alta como Chamberí, cada vez sean más los que necesitan ayuda. “La solidaridad se ha abierto en el barrio”, asegura Carmen, otra voluntaria, que califica la Despensa Solidaria como la “mano amiga” para muchos hogares.

 

 

A pesar del incremento de usuarios, el perfil es el mismo: la clase trabajadora. Desde la Despensa Solidaria aseguran que la lista de espera de los servicios sociales supera los seis meses, un tiempo que las familias no tienen, por eso, este proyecto es el “salvavidas” para los más necesitados.

La Casa de Cultura Chamberí cede parte de su espacio como almacén de la Despensa Solidaria, una cesión que ahora peligra ya que el Ayuntamiento no quiere prorrogar. Sin local el proyecto corre un gran riesgo, pero a juico de los voluntarios la solidaridad es más fuerte: “matar no nos van a matar porque ya hemos sobrevivido a dos cierres. La clase trabajadora sale reforzada, ya que si no nos matan nos hacen más fuertes”.

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