Fátima Djarra, sobre la Mutilación Genital Femenina: “es un control más sobre el cuerpo de la mujer”
Sobrevivió a la Mutilación Genital Femenina en Guinea Bissau y se ha convertido en una de las voces que luchan para lograr su fin. Djarra insiste en la necesidad de concienciar a las nuevas generaciones
P. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 200 millones mujeres y niñas han sufrido la Mutilación Genital Femenina (MGF) y lo define como la escisión total o parcial de los órganos genitales femeninos, pero ¿qué es exactamente esta práctica?
R. “Es importante decir que hay partes de la población que no entran en esa cifra. Los datos no reflejan la realidad porque es difícil conocerlo al ser tabú y no hablar sobre ello. Para mí es una cifra alarmante, pero es superficial. Considero que hay más personas que la OMS no recoge.
La Mutilación Genital Femenina es una violación de derechos, una violencia contra la mujer y un control del cuerpo femenino y su sexualidad. La definición que ofrece la OMS es más científica, para mí es un control más sobre el cuerpo de la mujer”.
P. ¿Cuál es el mensaje que se trasmite a las niñas antes de practicar la mutilación?
R. “El mensaje que trasmiten tiene que ver con ser una mujer pura y limpia. Además, es algo tan esencial para esas sociedades que se trasmite entre generaciones. O sea, las mujeres que sufren ablación lo practicarán en sus hijas. Te dicen que en un futuro estarás encargada de que mutilen a tus hijas.
En definitiva, se ve como un traspaso patriarcal de poder entre mujeres”.
P. Desde hace años febrero es el mes oficial contra la Mutilación Genital Femenina, pero ¿desde cuándo se práctica? ¿tiene algo que ver con la religión?
R. “Hay estudios que dicen que es una práctica preislámica y otros que existe desde la época de los faraones, que se extendió de Egipto hasta el occidente de África, para poder controlar a las mujeres. Cada estudio tiene una teoría, pero nadie sabe cuándo empieza exactamente. Lo que está claro es que no tiene ninguna relación con la religión. Está demostrado que hay etnias que hacen MGF y son católicas, otras evangélicas, musulmanas o animistas. Además, ninguno de los libros sagrados registra esta práctica. Lo que ocurre es que, para controlar a la mujer, necesitan basarse en algo que tenga fuerza, como la religión. Se apoyan en la religión para convencer a la población”.
P. Mucha gente ha oído hablar de la Mutilación Genital Femenina, pero pocas saben hasta dónde llegan los riesgos tanto físicos como psicológicos, ¿podrías hablar sobre ello?
R. “Los riesgos físicos son aparentes, pero existen también consecuencias psicológicas que no se ven con facilidad. Hay problemas psicológicos por los mitos que conlleva y una serie de traumas, como no poder llorar. Al final lo psicológico te acompaña toda la vida. Por no hablar de la cantidad de niñas que mueren, ya que no está realizada por sanitarios ni usan utensilios adecuados.
No hay que olvidar los traumas sexuales. Hay mujeres que tienen miedo de tener relaciones sexuales, de los cortes o incluso de ver sangre.”
P: Centrándonos en Guinea Bissau, dónde naciste, en 2011 se aprobó una ley que prohibía la MGF, pero a pesar de ello se sigue practicando. ¿Hasta dónde llega el papel del Estado?
R: “Guinea Bissau aprueba esa ley, pero no se puede decir que el Estado apoye la erradicación, sino que es el Comité de Lucha Contra la MGF quien lo desarrolla.
Desgraciadamente, se sigue practicando porque el Estado no ve la importancia de la ley. Las personas al frente de las instituciones temen perder votos, ya que las etnias que practican la MGF son mayoritarias.
En mi opinión, lo que se debería hacer es sensibilizar a los jóvenes. La ley no sirve si la población no toma conciencia. Si el Estado quisiera erradicar la mutilación, debería destinar dinero para que se eduque, pero no hay voluntad política. Además la Unión Africana (con su ley de 2016) tampoco ayuda».
P. Como activista trabajas en Médicos del Mundo y diriges Dunia Musso para luchar contra esta práctica en Guinea ¿en qué momento de tu vida percibes que la MGF no beneficia y decides luchar públicamente por su erradicación?
R. «Me di cuenta cuando tenía 12 años y estaba en la escuela, pero en ese momento no podía hablar de ello, porque vivía con una familia patriarcal y conservadora.
Cuando fui a estudiar a Cuba amplié mi conciencia sobre el tema (en Guinea tenía algo de conciencia porque mi familia materna no practica la mutilación, solo la paterna). Me preguntaba por qué solo algunas mujeres lo practicaban. Cuando volví del extranjero, me di cuenta de lo diferente y extraño que era todo. No encontraba a mis hermanas en casa, estaban en la selva preparando sus ritos de iniciación. A partir de ahí comprendí que no quería mi vida para las futuras generaciones, como la de mis sobrinas. Por eso, empecé mi lucha y, gracias a Dios, en la segunda generación de mi familia ninguna niña está mutilada. Tengo cinco sobrinas que no han sufrido esa violencia porque se lo hemos prohibido a nuestra familia. No voy a dejar que pasen por ello. Esa fue la batalla en mi familia.
Fuera de mi familia empecé en España, cuando vi que podía hacer una labor de voluntariado en Bilbao. Fui contratada por Médicos del Mundo en Navarra para visibilizar esta práctica.
También vi que era necesario llevar toda esa ayuda a mi propio país y fundé Dunia Musso. Ahora mismo tengo una oficina en Guinea y desde España consigo los fondos para los proyectos».
Sensibilización sobre la MGF en Guinea Bissau pic.twitter.com/qfno4RA9mh
— Fatima Djara Sani (@DjaraSani) April 4, 2020
P. No debe ser fácil ayudar a otras mujeres ¿qué mensaje intentas trasmitir y cómo te reciben?
R. «Es difícil. Al principio algunas mujeres no me recibían, me juzgaban como una mujer irrespetuosa con su tradición y su intimidad. Necesité elaborar talleres de salud sexual y reproductiva para que estudiasen su cuerpo y poder sacar el tema de la MGF. Una mujer que al estudiar la parte genital se da cuenta de lo que no tiene, se empiezan a hacer preguntas. A partir de ese paso se puede trabajar muy bien con ellas, pero hasta llegar a ese punto se recibe mucho rechazo.
En España es todo más fácil, porque se ha oído hablar del tema y las mujeres (inmigrantes en su mayoría) tienen idea de lo que las han hecho. Además, hay muchas activistas que conciencian sobre esta práctica. En 2006 éramos pocas, ahora, somos muchas las que damos voz a esta realidad. Es positivo porque se visualiza el cambio de mentalidad que se está gestando.”
P. La última pregunta que quiero hacerte, está más centrada en los medios de comunicación. Existe poca visibilización de la MGF y la que hay es sensacionalista ¿cómo deberían tratarse estas noticias?
R. “Los medios de comunicación no visibilizan bien porque trasmiten noticias sensacionalistas y victimistas. Son una herramienta muy potente pero no hablan del problema como algo que puede erradicarse, sino que van a la parte morbosa. Cuando entrevistan a una mujer que ha sufrido la mutilación, no ven más allá del corte en los genitales. No se interesan en visibilizar los síntomas psicológicos o en destacar su figura como luchadora. La tratan como a una víctima y una pobrecita.
A las activistas nos gustaría poder formar a los periodistas en relación a este tema. Nos afecta mucho cuando sólo publican la parte morbosa de nuestras vidas.”
La autora de Indomable pide colaboración