Contracorrientes, el musical de la Generación Z
Una sala de exposiciones, un bar de copas, una cafetería, un teatro. Así es Nave 73, el centro cultural que acoge Contracorrientes, un musical que retrata a la Generación Z y que estará hasta el próximo 28 de marzo en Madrid. Como cada domingo desde noviembre, sus protagonistas se encuentran entre bambalinas preparándose para meterse en la piel de seis jóvenes marginados que se niegan a conformarse con lo que la sociedad ha dictado para ellos.
Los asistentes entran poco a poco en el local, no sin antes echarse gel hidroalcohólico y colocarse bien la mascarilla. Para entrar en la sala donde se lleva a cabo la representación, deben cruzar un pasillo en el que hay colgadas en la pared diferentes obras de arte. Una vez mostradas las entradas, un miembro del staff acompaña a su asiento a todos los que han decidido apostar por la cultura en una tarde lluviosa de invierno.
El espacio que alberga el escenario no es como el de un teatro convencional, sino que en él los actores interpretan a ras de suelo y son los espectadores los que toman altura colocándose en unas gradas portátiles, a juego con el resto de Nave 73. Junto a vigas, focos y bombillas a la vista, cada elemento aporta su toque para configurar su aspecto underground e industrial.
Que empiece el espectáculo
Las luces se apagan y los altavoces se encienden. Una voz indica que se pongan los móviles en silencio y al contrario de lo que ocurre en las obras convencionales, animan a tomar fotos y colgarlas en redes sociales. También comentan que todas las canciones del musical son originales y que se pueden escuchar en las principales plataformas digitales, Spotify, Amazon Music y iTunes.
La obra nos presenta a los personajes intercalando diálogos dinámicos y canciones. Sin perder el humor, el director, Fran Granada, da a conocer la historia de Rati, una exyonki; Claude y Santi, una pareja gay; Moony y Bras, dos prostitutas; y Marta, una cajera de supermercado. Esta diversidad es parte de la esencia del musical, ya que Contracorrientes muestra en apenas 2 horas las distintas realidades y preocupaciones de una generación incomprendida y desgastada psicológicamente. Para ello, toca temas como la homosexualidad, la precariedad laboral, las enfermedades de transmisión sexual y la discriminación, sin olvidar la pandemia del coronavirus.
Cargada de humor, Contracorrientes conecta con el público gracias a los guiños que realiza de actualidad política y social. Aunque en ningún momento interactúa directamente con los asistentes, las escasas 20 personas que caben en la sala y la cercanía de los actores a la grada crean un ambiente íntimo y cercano.
Los mismos intérpretes ponen voz a las quince canciones que convierten esta obra en musical. Compuestas por Granada y Juan Hernando, cuentan con letras sin censuras y ritmos pegadizos. Cada una coincide con los momentos de mayor fuerza interpretativa. Ratas es la primera que se escucha al arrancar la obra: «No eres nadie, no eres nada, sin futuro, sin esperanza. Una mierda, una rata. No eres nadie, no eres nada». Una de las más bailables es No somos nada, mientras que Tus manías suena durante una de las escenas más emotivas. Contracorrientes, la que da nombre a todo el musical, cierra el espectáculo por todo lo alto.
Granada comenta que más allá de lo que se pueda percibir a simple vista, la obra habla de los sueños rotos y por cumplir, así como de que nunca es demasiado tarde para perseguirlos.
Contracorrientes no realiza ningún descanso en las horas que dura, pero los juegos de luces y las canciones dividen la historia en tres partes diferenciadas. En la primera, conoces a los personajes y los sitúas. Todos viven en el mismo pueblo, pequeño y conservador. Es la parte más cómica. En la segunda, empiezas a conocer los problemas de los protagonistas y empatizas con ellos. En la última, se mezcla el humor con la tristeza y la esperanza.
Los orígenes
El musical está basado en la webserie TheVoids que el mismo director creó hace algunos años y que se puede ver en la página web de Atresplayer. Granada explica que en ese primer proyecto él creaba un cortometraje a la semana que se estrenaba los sábados en Youtube, pero que en ellos solo se versionaban canciones conocidas.
Sin embargo, afirma que siempre pensó que la historia daba de sí como para poder hacer un musical completamente original, con la música compuesta de cero: «Quería explicar quiénes son estas personas, de dónde vienen y qué es lo que les ha pasado en la vida para que se encuentren en esa situación».
La actriz que da vida a Marta, Candela Vergara, comenta que todo empezó en marzo de 2020, cuando Nave 73 les cedió el espacio para ensayar y representar la obra, pero que debido a las restricciones sanitarias no pudieron hacer uso de él hasta noviembre, cuando volvieron a solicitarlo. Además, añade que ella se presentó a un casting que convocaron, pero que muchos de los intérpretes se conocían de antes: «Yo personalmente no conocía a ninguno de los actores, fue el primer casting que hice aquí en Madrid y me seleccionaron».
Granada confirma que él, Sergio Satanassa (Bras) y Sergio Campoy (Claude) tenían claro que querían trabajar juntos en este proyecto desde el principio, pero que al resto del reparto lo seleccionaron a través de una audición.
Detrás de los focos
Con toques de humor aunque sin olvidar lo complejo de los temas tratados, la obra cuenta con actores jóvenes que encajan perfectamente con sus papeles.
Cantante en El regreso de la década y Ginger Joy, Elizabeth Joy es Moony. Eider Esnaola, cantante, actriz y productora en Sing-Along, La Tropa Produce y Vaiven Teatro, se mete en el papel de Amelia, la hermana de Marta. Aunque no forma parte de los protagnistas, Amalia es clave para crear contraste entre los jóvenes abiertos y sin prejuicios y los adultos conservadores que no comprenden sus aspiraciones.
Leyre Aranda interpreta a Rati. Actriz, cantante y música, también forma parte de la webserie Bea salió del grupo. Oriol Guillem es Santi, mientras que Satanassa interpreta a Bras. Sergio Campoy, actor y cantante en Lavar, Marcar y Enterrar y Sidra en Vena (dos obras del Teatro Lara), hace de Claude. Por último, Candela Vergara da vida a Marta.
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Vergara explica que han pisado el escenario cada domingo desde noviembre: «Al principio ensayábamos a diario, luego dos o tres días a la semana y ahora intentamos encontrar algún hueco a la semana para repasar». Este cambio se debe a que todos los actores están inmersos en diferentes proyectos y les resulta complicado coincidir.
Cuando se cierra el telón
A las 20:00 horas se terminó el espectáculo. Los actores saludaron al público y cantaron de nuevo el tema principal de la obra. Los técnicos y el director, que estaban en lo alto de las gradas, bajaron también para despedir el show.
Los asistentes fueron desalojando la sala ordenadamente y manteniendo la distancia de seguridad, tal y como indica el protocolo de la covid-19. El día 28 de marzo es la última función de Contracorrientes, pero Nave 73 seguirá con sus puertas abiertas acogiendo a más obras independientes.
El futuro de Contracorrientes
Vergara comenta que están intentando mover el musical a otras salas para poder seguir haciéndolo, por lo que en un principio seguirán juntos, aunque afirma que «con todo el tema de la pandemia está todo muy difícil».
Granada piensa lo mismo, pero confía en las posibilidades del musical: «Aunque la situación sea la que es, muy compleja y complicada, creemos que tiene todos los ingredientes para poder triunfar en un teatro más grande, un escenario más grande».
Diversión, sinceridad y diversidad. Esos son los ingredientes que han conseguido hacer de Contracorrientes un musical perfecto para los más jóvenes. El ambiente de Nave 73 no hace más que sumar, porque es un lugar moderno que da cabida a artistas jóvenes y movimientos culturales alternativos.
Sin prejuicios, sin pelos en la lengua y con canciones que te invitan a cantar a pleno pulmón. Contracorrientes es un musical especialmente diseñado para la Generación Z, pero que también puede ayudar a que los mayores comprendan nuevas realidades.